Edmund Hillary fue el primer hombre en escalar el Everest, la montaña más alta del mundo. Él y el guía sherpa Tenzing Norgay alcanzaron la cumbre de 8850 metros el 29 de mayo de 1953.
Su logro coincidió con la coronación de la reina Isabel, a quien dedicó el logro, y de quien recibió el título de «Sir». Un año antes, Hillary ya había intentado la escalada, y había fracasado por completo, aun así, los británicos reconocieron su esfuerzo, y le invitaron a hablar ante una gran audiencia. Hillary comenzó a describir sus dificultades y, a pesar de los aplausos, dijo que se sentía frustrado e incapaz.
Sin embargo, en un momento dado, dejó caer el micrófono, se acercó al enorme grabado que ilustraba su ruta y gritó: – Monte Everest, me ganaste esta primera vez. Pero te ganaré el año que viene, por una razón muy sencilla: ¡tú ya has alcanzado tu altura máxima, mientras que yo todavía estoy creciendo!
18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. (2 Pedro 3:18)