Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)
Señor, gracias te doy por un día más de vida por el aire que respiro, por la paz que tu me das
por estar siempre a mi lado, mi guía y mi escudo protector. Protégeme siempre y llévame a tus caminos de bien, y permíteme mejorar cada día para convertirme, en aquello que deseas de mi, de acuerdo a Tus maravillosos propósitos. Amén