Cada mañana en África, una gacela se despierta.
Sabe que tiene que correr más rápido que el león, porque si no, morirá.
Cada mañana un león se despierta. Sabe que tiene que superar en velocidad a la gacela porque si no, se morirá de hambre.
No es cuestión de si usted es león o gacela. Cuando el sol alumbre, es mejor que eche a correr.
Si para usted siempre ha sido difícil transformar sus fracasos en victorias, entonces tiene que empezar a moverse.
No tiene importancia lo que lo haya detenido o por cuánto tiempo se mantuvo inactivo.
La única manera de romper el ciclo es enfrentar su miedo y entrar en acción, aun cuando esto parezca pequeño o insignificante.
Dios siempre nos desafía y cuando él desafía, lo mejor es caminar o correr hacía ese desafío. De nuestros miedos nacen nuestros corajes y en nuestras dudas viven nuestras certezas.