(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional y las referencias cruzadas por términos. Esperamos sea de bendición)
Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que posee, y verás si no blasfema contra ti en tu propia presencia. (Job 1:11)
El libro de Job, más que ningún otro libro de la Biblia, nos permite echar un vistazo a la grandeza y majestad de Dios y en el veremos lo que necesitamos ver con desesperación, que Dios no es sencillamente otro hombre, con un gran poder y autoridad, al que llamamos, influenciamos y mandamos. Dios no es un botones celestial, listo a salir corriendo cuando le mandamos. No, Dios es el encargado y siempre estará encargado. Si nosotros vamos a tratar la vida de una manera realista, así es cómo debemos verle.
En ocasiones oímos decir que este libro de Job es la crónica de un gran campo de batalla entre Dios y Satanás y que a Job se ha quedado en el medio. Aunque hay aspectos de ello en el libro, ¿no es esta una guerra extraña, en la que un lado debe obtener permiso del otro antes de atacar? ¿Qué clase de batalla es esa?
Y sin embargo la respuesta es positiva, esa es la situación en este libro de Job. Satanás va a Dios y le pide permiso para hacer algo contra Job. Eso no es una batalla; no es una guerra; es una prueba. Eso es lo que necesitamos ver. La fe de Job es el tema de una prueba muy rigurosa, y Satanás es el único que hace que suceda esto, pero Dios lo permite.
Puede que esté usted pensando: “¿Me pregunto qué es lo que estará sucediendo tras el escenario en lo que a mí se refiere? ¡Me pregunto lo que estará diciendo Satanás sobre mí ahora y si estará pidiendo permiso para meterse conmigo!”. Si es eso lo que está pensando, mi consejo es: “No se preocupe usted; viva su vida día tras día”. Porque lo que nos dice este libro es que si Satanás pudiese salirse con la suya, cada uno de nosotros se encontraría siempre en esta clase de dificultad. Satanás nos haría pedazos todo el tiempo, si pudiese, no porque esté furioso con nosotros, sino porque quiere meterse con Dios, al que servimos. Pero la mano de protección de Dios ha estado sobre nosotros. Si nosotros podemos sentarnos y sentir un cierto grado de paz y de placer, es porque la mano de Dios ha sido como un vallado a nuestro alrededor, protegiéndonos y dándonos grandes y maravillosas cosas. Por lo tanto, la actitud de cada corazón humano debiera ser: “¡Dios, te doy gracias por lo que tengo! ¡Gracias, Dios, por donde me encuentro ahora! Lo que nos deparará el futuro es algo que solo Él sabe”.
Y si tenemos que pasar por alguna prueba como esta, es sólo porque, como nos recuerda Pablo: “no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir” (1 Corintios 10:13b).
Él sabe lo que usted puede resistir, y Él no le someterá a usted a prueba de una manera tan severa que destruya su fe. Pero hay implicaciones en cada prueba que van más allá de los aspectos superficiales de la situación, y eso es lo que necesitamos recordar. Y como revela este libro maravilloso, veremos algunas de las cosas que Dios trajo a la atención de Job.
Oración diaria: Señor, te doy gracias porque Tú has puesto un cerco de protección a mi alrededor y porque con cada prueba nos das las fuerzas para poder soportar.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de capítulo Job 1:
Job vive como un buen hombre rico en la península arábica de Uz. Tiene siete hijos y tres hijas. Job hace ofrendas cuando sus hijos festejan, por si pecan. Satanás se reúne con Dios y obtiene permiso para ponerle a prueba haciéndole sufrir. Una serie de siervos viene a decirle a Job que sus propiedades han sido destruidas por el fuego, su ganado ha sido robado y sus hijos muertos cuando un viento derrumba la casa en la que estaban. Al final de las noticias de cada siervo, aparece el estribillo: «solamente escapé yo para darte la noticia». Job dice que el Señor da, y el Señor ha quitado; y bendice el nombre del Señor.
Referencias cruzadas por término – Job 1:11:
Isaías 5:25 – Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
Apocalipsis 16:9 – Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.
Job 1:21 – y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
Salmos 105:15 – No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.
Isaías 8:21 – Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto.
Job 2:9 – Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.
Job 19:21 – ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado.