Palabra:
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7)
¿Alguna vez te sentiste intimidado por la opinión que otros pudieran tener de ti? Moisés sintió ese miedo, al pensar sobre la posibilidad de que el pueblo de Israel no creyera en él, ni en el mensaje que traía en nombre del Señor. Su temor, estuvo a punto de alejarlo del gozo de servir a Dios y de todas las bendiciones que derivan de convertirse en instrumentos de su propósito.
Al ser comandado por El Señor a guiar al pueblo de Israel a la tierra prometida la respuesta de Moisés fue: «ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová» (Éxodo 4:1-5). Sus dudas empañaron su visión de observar que junto al Señor le esperaría la abundancia y paz de una tierra pensada por Él para sus hijos.
Cuando dejamos que el miedo se convierta en el primer sentimiento que reina en nuestros corazones, puede suceder justo lo que aconteció con Moisés. Podemos limitar nuestra capacidad de recibir las maravillosas bendiciones de Dios y siendo presas de la duda y la angustia quedarnos paralizados, sin reacción, sin respuesta ante las acciones que el Señor nos llama a realizar en su nombre.
Que no merme tu carácter ante el miedo a fallar, o ante la opinión que otros puedan tener de Ti en un momento dado. El Señor nos llama crecer en determinación y convicción para confiados en Él sortear cada obstáculo. Como dicta la palabra: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7)
Dios tiene un plan maravilloso para tu vida, que día a día con tus acciones debes materializar. No dejes que los sentimientos de desesperanza, detengan esas acciones y te impidan abrirte a la abundancia de la vida en El Señor. Recuerda que en Él todo es posible.
Oración:
Señor, concédeme el valor para sobreponerme al miedo y la angustia que encuentro en las cosas que se escapan de mi control. Fortalece mi fe para confiar en que ellas están bajo Tu cuidado, de forma que pueda continuar en el camino de abundancia y vida, que tienes planeado para aquellos que Te buscan y Te siguen. Amén.
Resumen de Capítulo 2 Timoteo 1:7:
El primer capítulo del libro de 2 Timoteo, presenta a Pablo escribiendo a Timoteo, su hijo espiritual, desde la prisión. Pablo comienza con un saludo afectuoso, expresando su gratitud a Dios por Timoteo y recordando la fe sincera que este tiene, una fe que también habían tenido su abuela Loida y su madre Eunice.
Pablo exhorta a Timoteo a reavivar el don de Dios que está en él, que recibió cuando Pablo le impuso las manos. Le anima a no tener miedo ni vergüenza del testimonio del Señor ni de Pablo, su prisionero, sino a unirse a él en sufrir por el evangelio apoyado por el poder de Dios. Este poder ha salvado y llamado a los creyentes a una vida de virtud, obediencia y servicio, no debido a sus propios méritos sino por el propósito y la gracia del Señor.
El capítulo destaca la guardia del buen depósito, el evangelio, mediante el Espíritu Santo que habita en los creyentes, enfatizando la fidelidad y la perseverancia en la fe frente a las adversidades.
Referencias Cruzadas 2 Timoteo 1:7:
Lucas 24:49
«Y he aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.»
Hechos 1:8
«Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.»
Romanos 8:15
«Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!»