Las diferencias de tamaño entre machos y hembras de la misma especie es casi una constante en el reino animal. A veces esa diferencia se hace mucho más notable.
Los machos de algunas especies de peces abisales son de tamaño mucho menor que las hembras y además viven como parásitos de ellas. Se fijan a la región ventral con sus mandíbulas y se alimentan de su sangre. O sea que la hembra, como la de la foto que lleva dos machos, no sólo transporta sino que alimenta a sus dos cómodos maridos.
Los peces abisales son los que viven a miles de metros bajo la superficie del mar, donde no llega la luz y soportando enormes presiones. La adaptación a este extraño medio ha hecho que se desarrollen formas realmente increíbles entre estos animales que suelen ser de tamaño muy reducido, en el caso de los peces, y con estrategias de alimentación ampliamente desarrolladas. Lamentablemente los seres humanos conocemos más la superficie de la luna que el fondo del mar de nuestro planeta.
Aun en los seres humanos se ven casos como el anterior. Maridos que viven de sus esposas. Esa no es la voluntad de Dios. Dios desea que en el matrimonio se nutran el uno del otro haciendo una unidad hermosa y bendecida y no que se convierta un conyuge en la carga del otro. Quiera Dios que en tu matrimonio la unión sea una unión recíproca y de bendición a otros.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Efesios 5:25
Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas. Colosenses 3:19
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. I Pedro 3:7