Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:38)
Todos los días encuentras oportunidades de servir a los demás. Tal vez tengas un amigo enferma que necesita ayuda para limpiar su casa. Una persona mayor de tu comunidad puede requerir que le eches una mano con sus compras. A un compañero de trabajo le vendría muy bien un poco de ayuda para cumplir con un plazo de entrega. La lista de posibilidades es infinita.
La Biblia nos dice que llevemos los unos las cargas de los otros. Puedes pensar que no tienes nada que dar, pero como hijo de Dios, tu suministro es mayor de lo que imaginas. Puedes servir a otros con tu tiempo, una palabra amable, sabiendo escuchar, una ayuda económica, o incluso trabajo físico. No des porque te sientas obligada a hacerlo, sino porque quieras. Dios aprecia el don que se hace con un corazón de siervo.
Ahí afuera hay alguien que necesita tu ayuda. Pide a Dios que te muestre de quién se trata y qué puedes hacer para contribuir a suplir sus necesidades. Dar a otros siempre te reportará abundancia de bendiciones. Entonces, ¿qué esperas? ¡Es tiempo de dar!
Palabra diaria: Señor, muéstrame formas en las que pueda dar una mano, a aquellos que lo necesiten y enséñame a darles dicha ayuda de una manera que traiga gloria y honor a tu nombre.