Oración para vivir por la Palabra del Señor.
El que camina en justicia y habla lo recto el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras. Isaías 33:15-16
Es esencial que estés extremadamente alerta respecto de lo que entra en tu mente cada día. La Palabra de Dios nos dice en Proverbios 4:23: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.» Lo que oyes afecta cómo piensas y lo que crees. Si quieres tener una vida con pensamientos que agraden a Dios, llena tus oídos con su Palabra y con mensajes que reflejen su amor y verdad.
Para vivir con pensamientos vitalizantes—pensamientos de triunfo y prosperidad en Cristo—debemos permitir que las palabras de Dios llenen nuestra mente y corazón. Romanos 10:17 nos recuerda: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.» Con el tiempo, el estudio continuo de la Palabra de Dios durante suficiente tiempo, permitirá que ella forme tus opiniones y guíe tus acciones de acuerdo con la grandiosa voluntad del Señor.
Es ese oír—y volver a oír—la Palabra de Dios lo que impulsa la fe. Al escuchar continuamente las promesas y enseñanzas de nuestro Señor, fortalecemos nuestra fe y nos alineamos con los pensamientos que le agradan. Por ello, llena tus días con su verdad y permite que sus palabras transformen tu vida para reflejar su amor y gloria.
La fe viene por el oír y el oír Palabra de Dios. Abre hoy mis oídos para oír tu verdad. Mi fe no descansa en la sabiduría del hombre sino en tu poder (1 Corintios 2:5). No me preocupan las cosas de la carne sino las del Espíritu. Como ando de acuerdo con las cosas del Espíritu y no de la carne, llevo el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, templanza y fe. No me dejaré llevar por las circunstancias. Ayúdame a andar siempre, por fe y no por vista, Padre. Te lo pido, en el nombre de Jesús, amén.