Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. (Hebreos 8:12)
Señor, examina mi corazón y muéstrame cualquier pecado que guarde, aún sin saberlo. Quiero confesarlo y pedirte perdón. También deseo perdonar a aquellos que me han herido de alguna manera y ya no lo recuerdan. No por mi fuerza, sino por tu poder.