¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. (Salmos 24:3-4)
Señor, trabaja en mi corazón cada día para que salgan de él, los sentimientos que aún puedan quedar, que sean ajenos a Tu amor y a Tu voluntad en mi vida. Que la ira, la prepotencia, la envidia, los pensamientos resentidos, decaigan en mi hasta el punto de que solo prevalezca la semilla de Tu proyecto de amor y servicio por el prójimo. Quiero ser siempre una lámpara encendida por Ti.