Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare. (Salmos 102:1-2)
Señor, aún cuando piense que mi clamor no ha llegado a Tus oídos, o aún cuando sienta que por algún motivo, no estás presente en mi vida, ayúdame a recordar que Tu inmenso amor no da lugar al abandono y que Tu poder es perfecto y suficiente para cualquiera de mis problemas.