Las dificultades se pueden multiplicar hoy a lo largo del camino que tengo que recorrer. Las dudas pueden agolparse como multitud de personas para angustiarme. Los dolores se pueden asomar sigilosamente por entre los arbustos para acecharme. Las debilidades pueden proliferar como alimañas destinadas a hacerme perder el equilibrio , pero por encima de todo puedo ver la figura esbelta, segura y firme de mi Buen Pastor, quién con su mano extendida y su sonrisa amorosa me dice… No temas… estoy contigo. Yo no te dejaré.
Gracias Señor por ser mi restaurador. Cuando yo pierdo el camino, la paz y el gozo, tú llegas a mi con tu mano restauradora. Mi alma tiene gozo porque tu eres mi restaurador. Tú, oh Buen Pastor me guías por sendas de justicia. Hoy quiero vivir esta verdad y transitar por el sendero de la verdad de tu fortalecimiento. Nada hay que pueda hacerme retroceder en el camino de la verdad por donde tú me guías. Nada hay que me haga temblar de angustias, porque en medio de la oscuridad puedo acudir a ti y encontrar en ti, la paz de tu presencia. Enséñame hoy a seguir por tu senda sin perder el gozo y la paz de espíritu que en ti puedo encontrar. Amén.