Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan (Salmo 24:1).
Señor, Como lo afirma la palabra de hoy, eres dueño de todo cuanto existe alrededor y en nosotros. Por ello Te doy gracias por todas las bendiciones que colocas delante de mí: por Tu guía paternal, Tu misericordia y Tu amor sin condiciones. Permíteme ser instrumento de Tu bien en todos los que me rodean, de forma que ellos puedan ver también la grandeza de Tu poder, la justicia de Tus obras y la perfección de Tu creación. Amén.