Airaos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo. (Efesios 4:26)
Señor, cuando la frustración de una decepción me pueda llevar a la ira, protégeme y aléjame de la senda del pecado, de forma que pueda retomar Tu paz y pueda pronunciar palabras de calma y consuelo. Ayúdame a ser un ejemplo para aquellos que me rodean, con acciones que te glorifiquen y sean alegres a Tu voluntad.