Recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. (1 Juan 3:22)
Señor, No quiero vivir con un corazón pesado por la condenación, sino con uno limpio delante de Ti. No quiero restringir la contestación a mis oraciones ni limitar lo que puedo recibir de Tu mano bondadosa por no andar por Tus caminos. Ayúdame a hacer lo que es agradable ante Tus ojos Padre. Guíame siempre.