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Señor, no quiero ser como las personas cuyo enojo les impide disfrutar de todo lo que tienes para ellas. No quiero dejar que mi propia impaciencia me impida recibir las promesas que tienes para mí.

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días. (Salmos 23:5-6)

Gracias Señor, por el día que inicia, por la vida que me das, por el pan de cada día, por el techo que me protege y por la familia que me diste.

Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.

Señor, dame un corazón tan compasivo y lleno de amor hacia otros que nunca me sienta tentado a mostrar enojo para con nadie.

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días. (Salmos 23:5-6)