Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón; el hombre malo saca cosas malas de su mal tesoro. (Mateo 12:34-35)
Así como las palabras no funcionan sin fe, la fe sin palabras, tampoco funciona. Ambas son necesarias para activar la ley de la fe.
Hay muchos creyentes que ignoran ese principio. Siempre hablan palabras de duda e incredulidad. Luego, un día se les ocurre levantarse y declarar algunas palabras de fe, y esperan mover montañas. Sin embargo, para su sorpresa, las montañas no se mueven.
¿Por qué no se mueven?
Porque Mateo 12:34-35 dice que son aquellas palabras que vienen del corazón las que producen resultados.
¿Eso quiere decir que no deberías hablar palabras de fe hasta que no estés seguro de que tiene la fe para respaldarlas?
¡No! Hablar palabras de fe es un buen ejercicio espiritual. Por ejemplo: si quieres recibir sanidad, sujeta tu mente y tu boca a la Palabra de Dios en lo que concierne a la salud. En lugar de hablar de lo mal que te sientes, repite lo que dice Isaías 53:5: «Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados».
Si continúas meditando en esas palabras, empezará a ir cada vez más profundo. Echarán raíz en tu corazón y empezaran a crecer. Eventualmente, estarás hablando de la abundancia de tu corazón.
Y cuando eso suceda, no importará cómo luzcan las circunstancias. Porque sabrás que recibirás lo que has estado creyendo. Habrás cruzado la línea de la esperanza a la fe, ¡y verás las montañas moverse!
Palabra diaria: Señor, ayúdame a mostrar la abundacia de mi corazón, con palabras que brinden alivio y sabiduría a aquellos que me rodean. Que sean mis palabras, ante cualquier circunstacias, ejemplo de fe y confianza en Tu grandioso poder.
Más Palabra Edificada / Protección de Dios contra el enemigo:
Deuteronomio 7:15
15 Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.
2 Samuel 22:49
49 El que me libra de enemigos, Y aun me exalta sobre los que se levantan contra mí; Me libraste del varón violento.
Salmos 18:17
17 Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo.
Salmos 141:9
9 Guárdame de los lazos que me han tendido, Y de las trampas de los que hacen iniquidad.
Salmos 64:2
2 Escóndeme del consejo secreto de los malignos, De la conspiración de los que hacen iniquidad,
Números 14:9
9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.
Jeremías 15:11
11 ¡Sea así, oh Jehová, si no te he rogado por su bien, si no he suplicado ante ti en favor del enemigo en tiempo de aflicción y en época de angustia!
Zacarías 2:5
5 Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
Salmos 3:7
7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.