(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)
Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien. (Salmos 13:5-6)
David comienza el salmo 13 con cinco preguntas y en cuatro de ellas inicia diciendo: «¿Hasta cuándo…?» (vv. 1-2). Esto pone de manifiesto la agonía por su dolor. Grita con desesperación porque se siente abandonado por Dios. La paciencia se ha agotado, la esperanza se ha esfumado y el dolor se ha transformado en un gigante invencible.
En los días alegres y cálidos de nuestra vida, el tiempo pasa volando con sus alas extendidas. Pero, en las jornadas del invierno del dolor, sus alas se cierran y se estaciona indefinidamente. Las horas se sienten como días y los días como meses. Así se siente el salmista. No ve el momento en que termine su dolor. Pero es interesante que, en medio de este escenario, David pide a Dios algo que nos sorprende: «… Alumbra mis ojos para que no duerma de muerte» (v. 3).
No pide un cambio superficial. No pide que sus enemigos sean destruidos. Él pide que la mano providente de Dios venga y abra sus ojos de fe para que, en medio de su aflicción y oscuridad, vea la luz refulgente de Su gloria. Es como si dijera: «No permitas que la oscuridad de la maldad nuble mis ojos y me impida ver tu gloriosa majestad». Él desea ver a Dios porque, cuando ve esa bella gloria, su corazón pasa de la agonía a la alegría, del lamento al canto. En los versículos finales, podemos observar que Dios contestó su oración y el verano llegó con sus alas extendidas (vv. 5-6).
La belleza de la luz se disfruta después de un periodo de oscuridad y, para usar una frase del poeta escocés Robert Pollok, «el recuerdo de las tristezas pasadas endulza el gozo presente». La música que sale del corazón del salmista es gloriosa porque emana de un corazón cautivo por la gloria de Dios que lo ha librado de en medio de la oscuridad.
Permíteme compartirte dos principios para cualquiera que sea tu doloroso invierno:
En el invierno del dolor, clama a Dios que alumbre tus ojos. Más que cualquier otra cosa, necesitas ver la gloria de Dios. Y recuerda que esa gloria se manifestó en Cristo (2 Cor. 4:6).
En el invierno del dolor, Dios es el Alfarero y tú eres el barro. Las manos de Dios están trabajando en ti. Quizás sientes que necesitas saber qué está haciendo. Pero Él sabe lo que hace y tú necesitas recordar que todo obra para tu bien y Su gloria. Él no se equivoca. Él nunca falla. Él termina a la perfección lo que inicia (Jer. 18).
Asi sea hecho.
Oración diaria: Señor, en medio de la prueba recuérdame que me preservas, me sostienes y escuchas mis súplicas. Y que no olvide Padre, que las dificultades son los mayores momentos para ver Tu gloria abundante. Dame la humildad para dejarme transformar en medio de la batalla, sabiendo que Tu estás al control y que terminas a la perfección todo aquello que has inciado.
Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del Capítulo: Salmos 13
El Salmo 13 es la oración de fe de un creyente a Dios. El estudio bíblico del Salmo 13 muestra que, a pesar de la persecución, la oposición y las circunstancias difíciles, el pueblo de Dios puede deleitarse en su gracia y protección.
Según su título, parece que este salmo se utilizaba en la alabanza pública de Israel, pues iba dirigido al cantor principal, que probablemente era un tipo de ministro de música en Israel.
Según la argumentación de David en el Salmo 13, evidentemente escribió este salmo en algún momento difícil de su vida. Los eruditos sostienen que si la referencia a los adversarios se toma al pie de la letra, entonces es posible que el salmista se encontrara en un contexto de guerra o de conspiración en su contra.
Dado que tales momentos eran relativamente frecuentes en la vida de David, si éste es el caso no es posible determinar algún episodio específico en el que el salmista escribiera esta alabanza. Algunos sugieren que tal vez pudo ocurrir durante la época en que el rey Saúl le perseguía.
Referencias Cruzadas, Salmos 13:5-6
Salmos 9:14 – Para que cuente yo todas tus alabanzas En las puertas de la hija de Sion, Y me goce en tu salvación.
Salmos 52:8 – Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
Isaías 12:2 – He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.
Salmos 51:12 – Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
Salmos 36:7 – ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
Salmos 32:10 – Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.