Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devora. (1 Pedro 5:8)
¿Qué sucede cuando sufres un accidente, por un error cometido, por una desatención o por algo que se encuentra fuera de tu control? lo más probable es que en una nueva situación de riesgo como la vivida, te encuentres menos confiado y más prevenido en tomar los pasos adecuados para que no se repita dicha situación.
De la misma manera que con nuestro problemas diarios, en los que intentamos no incurrir en una segunda oportunidad, debemos proceder en nuestra vida espiritual; mantenernos atentos y vigilantes a la personas, estimulos y situaciones que intentan apartarnos del camino de Dios y caer en tentación.
Pedro advierte a los creyentes a no deslizarse inconscientemente por la vida, sino velar (1 Pedro 5:8). Debemos permanecer activos, resistiendo la tentación y permaneciendo firmes en nuestra fe (v. 9). Pero no es algo que debemos hacer por nuestra cuenta, sino que Dios promete estar a nuestro lado y afirmarnos, fortalecernos y establecernos en la fe (v. 10).
Confiemos en El Señor y pidámosle fortaleza y atención para mantenernos alerta, ante las tentaciones.