¿Qué significa ser pobres de espíritu?

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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional y las referencias cruzadas por términos. Esperamos sea de bendición)

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5:3)

Si tuviéramos que reescribir las Bienaventuranzas para nuestro tiempo actual, probablemente se leerían así:

Bienaventurados los ricos, porque lo tendrán todo.
Bienaventurados los bellos, porque serán admirados.
Bienaventurados los populares, porque serán amados.
Bienaventurados los famosos, porque tendrán seguidores en las redes sociales.

Sin embargo, eso no es lo que dijo Jesús. Comenzó las bienaventuranzas con una bomba: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mateo 5:3). O, dicho de otro modo, «Bienaventurados los pobres de espíritu».

Fíjate que Jesús no dijo: «Bienaventurados los pobres». Dijo: «Bienaventurados los pobres de espíritu». No hay bendición en ser rico o pobre. La Biblia no alaba la pobreza, ni condena la riqueza.

Pero la Biblia dice esto: «porque raíz de todos los males es el amor al dinero […]» (1 Timoteo 6:10). He conocido a gente rica que era feliz y a gente pobre que era infeliz. También he conocido a gente pobre que era feliz y a gente rica que era infeliz.

Así que no se trata de tu cuenta bancaria. Se trata de tu estado espiritual ante Dios. La palabra pobre en este verso viene de un verbo que significa «encogerse, agazaparse o anidar». Los mendigos solían hacer eso en la época de Jesús, permanecer agazapados, incorporándose en la petición de la limosna.

Si quieres ser feliz, si quieres recibir la bendición de Dios, debes ser pobre de espíritu. Eso significa reconocer tu pobreza espiritual separado de Dios. Significa reconocer el simple hecho de que, separado del Señor, estás perdido, desamparado y sin esperanza.

Si quieres ser feliz, admite tu verdadero estado espiritual. Bienaventurados los que se ven a sí mismos como realmente son, porque de ellos es el reino de los cielos.

Oración diaria: Señor, concédeme la honestidad espiritual para ver hacia dentro de mi como realmente soy, con mis defectos, y errores pero también con aquellos dones con los que me has bendecido para glorificarte, pues sé que mientras más realista y consciente sea de mi pobreza espiritual lejos de Ti, más cerca estaré de Tu gloriosa presencia y de Tu compañía y mucho más digno seré de Tu Reino. Amén.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de capítulo Mateo 5:

Mateo 5 sigue la descripción que hace Mateo de las enormes multitudes que seguían a Jesús (Mateo 4:25). Un día, Jesús se sienta en una colina para enseñarles, en un discurso que ahora llamamos el Sermón de la Montaña. Describe como bienaventurados a los pobres de espíritu, a los que lloran y a los que son perseguidos. Cristo también explica que las normas de justicia de Dios van más allá de los comportamientos y las palabras; también incluyen nuestros pensamientos y actitudes. Cumplir las normas de Dios significa la perfección. El capítulo 6 continúa este sermón, con más ejemplos en los que Jesús aclara la intención de Dios de vivir piadosamente.

Referencias cruzadas por término – Colosenses 4:3:
Bienaventurados los pobres en espíritu.

Como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. (2 Corintios 6:10)

Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. (2 Corintios 8:9)

Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas. (Proverbios 13:7)

Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3:17)

Porque de ellos es el reino de los cielos.

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (Mateo 7:21)

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. (Mateo 13:44)

También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. (Mateo 13:45-46)

Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna. (Lucas 18:29-30)

De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. (Marcos 10:15)