Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6:6-8)
A veces podemos llegar a pensar que contar con la presencia del Dios en nuestras vidas, es sólo posible si no cometemos ningún error. Sin embargo en Su bondad y Su gracia, El Señor contempla que no somos infalibles y que mediante las caídas, decepciones y cargas vamos haciendo sólidos nuestro carácter y nuestra fe en Él.
Cuando somos llamados a asumir una posición en alguna de nuestras realidades y nos sentimos abrumados por el miedo a fallar, o pensamos:” ¿Porque yo?” deberiamos cambiar nuestra perspectiva y recordar que Dios no elige hombres perfectos, simplemente porque no existen tales, y la misma perfección solo reside en Él. Por el contrario somos llamados en nuestra maravillosa imperfección a llevar con coraje las cargas que se nos presentan, sabiendo que El Señor conoce quiénes somos y cuál es nuestro propósito, y siendo también conscientes de que en esa búsqueda, nunca nos abandonará.
Recuerda, está atento a cada llamado de Dios en tu vida. Ante ellos, solo una es la respuesta: “Heme aquí, envíame a mí”