Hace unos cuantos años, el Servicio Secreto de los Estados Unidos observó que un alto funcionario del gobierno parecía ser el «menos protegido» de los miembros del gabinete. De manera que instalaron en la suite del funcionario en Washington cuatro puertas de seguridad hechas de vidrio a un costo de 58.000 dólares. Además de éstas, había un par de enormes puertas gruesas de madera que eran imposibles de derribar.
Posteriormente, cuando la persona que supervisa los gastos miró los resultados, notó que las nuevas puertas de seguridad siempre «estaban abiertas y sin vigilancia». Así que su valor para brindar seguridad era cero.
En este incidente hay un paralelo espiritual. El Señor ha provisto la armadura completa que necesitamos para enfrentar todo tipo de prueba y tentaciones. Por ejemplo, 1 Tesalonicenses 5:8 habla de la «la coraza de fe y amor». Cuando los problemas invaden nuestras vidas, la fe los puede desarmar. Y el amor impide que las dificultades nos lleven a encerrarnos en nosotros mismos y que nos ahoguemos en autocompasión. El amor concentra nuestra atención en las necesidades y el bienestar de los demás.
El yelmo de «la esperanza de salvación» es una espera confiada en el rescate máximo, el cual nos puede guardar de no perder la cabeza en medio del desorden.
Recuerde, nuestro sistema de defensa no es automático. Para que sean útiles, los recursos de Dios deben ponerse en uso.
Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. (1 Tesalonicenses 5:8)