En una tira cómica de Rabanitos, de Charles Schulz, Marcie regala unas flores a su maestra.
Para no quedarse atrás, Peppermint Patty dice a la maestra: «Yo pensé en hacer lo mismo, señora, pero nunca lo hice.
¿Le sería útil un jarrón lleno de buenas intenciones?»
Todos hemos tenido intenciones de hacer algo bueno pero no lo hemos hecho.
Tal vez querramos hacer una llamada para ver cómo está un amigo, o visitar a un vecino enfermo, o escribir una nota de aliento a un ser querido.
Pero no sacamos el tiempo para hacerlo.
Algunas personas saben que Jesucristo es el único camino al cielo y piensan confiar en Él un día.
Sin embargo, se la pasan posponiéndolo. Puede que tengan buenas intenciones, pero eso no da salvación.
Tal vez como cristianos digamos que queremos estar más cerca del Señor, pero de alguna manera no sacamos el tiempo para leer la Palabra de Dios ni orar.
Santiago tiene palabras fuertes acerca de este problema de no hacer nada: «A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado» (4:17).
Hagamos lo bueno y busquemos contínuamente a Dios confiando en Él en cada paso. Lo demás vendrá por añadidura. El hombre que afirma con buenas obras sus acciones y deja bajo la mano misericordiosa del Señor, sus resultados, jamás estará perdido.