La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos, y no sentirnos mal por aquello que nos hace falta. Si lloras por haber perdido el sol, tus lágrimas impedirán que veas las estrellas. Recuerda: La felicidad es un trayecto, no un destino. Confía, persevera y disfruta del trayecto por el que Dios te ha puesto a transitar.
Un Maravilloso Trayecto
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