Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. (Isaías 30:18)
La fe y la paciencia son hermanas que van de la mano, inseperables, que se hacen una cuando aprendemos a confiar plenamente en Dios.
Cuando reconocemos que dependemos del Senor, único que puede suplir nuestras normales limitaciones, entendemos que aprendiedo a esperar, fortaleceremos nuestra fe, y con esto último, tendremos una relación más solida con Dios.
Señor cultiva en mi corazón el don de esperar, ser paciente, confiar en Tus tiempos y en Tu poder. Fortaléceme con dominio propio y certeza en lo oportuno y grandioso de Tus respuestas. Amén.