Versículo:
Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra; y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva. 1 Samuel 25:23-24
Comentario:
¿Qué hace cuando alguien le maltrata? ¿Juzga a la persona, enumerando las razones por las que no merecía ser tratado de manera injusta? Esa fue la reacción inicial de David cuando le fue negado el trato justo que esperaba.
Mientras seguía huyendo de Saúl, David envió hombres de su ejército para pedir provisiones a Nabal, un hombre rico de la zona. David estaba seguro de que Nabal lo vería con buenos ojos y proveería las necesidades de su ejército. Sin embargo, la petición, aunque razonable, fue rechazada con desprecio.
Cuando nos sentimos despreciados o maltratados, es posible que actuemos de una manera que empeora la situación. En el caso de David, su ira estalló y se dispuso a vengarse. Pero antes de que él y sus 400 guerreros pudieran llegar a su destino, Abigail, la esposa de Nabal, los interceptó, cayendo de rodillas para disculparse por el comportamiento de su marido y para razonar con David.
En ese momento, David tuvo que tomar una decisión. Podía ignorar a Abigail y seguir adelante impulsado por su ira y necesidad de justicia, o podía hacer una pausa (Stg 1.19). Dios le dio la sabiduría para tomar la mejor decisión. La próxima vez que la ira estalle en su corazón, ¿seguirá el ejemplo de David y se detendrá para escuchar la sabiduría?
Cuando sienta ira, haga una pausa en oración para clamar por la sabiduría de Dios.
Oración:
Señor, resguárdame de la ira y el deseo de venganza, cuando me hayan hecho daño. Que clame primero por Tu sabiduría y de ella encuentre el carácter y la decisión para perdonar y actuar rectamente, conforme a lo que esperas de mi. En El Nombre de Jesús, Amén.