Versículo:
Y vino a Saúl la nueva de que David había huido a Gat, y no lo buscó más. 1 Samuel 27:4
Comentario:
David estaba cansado de ser perseguido. Después de años de huir del rey Saúl y sin ningún indicio de que las cosas fueran a cambiar, comenzó a desesperarse. Aunque Dios había prometido prosperarlo, su confianza flaqueó. ¿No es así como nos sentimos a veces? Sabemos que el Padre celestial ha prometido cosas buenas para quienes esperan en Él y que toda promesa suya es “sí” en Cristo (2 Co 1.20), pero nuestra fe, como la de David, vacila.
El futuro rey de Israel evaluó sus opciones y eligió la “mejor”: formar una alianza con los impíos filisteos. Al pasar de la fe al razonamiento humano, David se apartó de la voluntad del Señor y se unió a los enemigos del pueblo de Dios. Al hacerlo, puso en tela de juicio su promesa de ser el líder de Israel.
Felizmente, cuando usted toque fondo como David, hay un camino de regreso. Enfocarse en que el Señor puede sacarle del desaliento y llevarle a su presencia. Confiese su falta de fe, reciba el perdón de Dios y comprométase a obedecerlo. Después, fortalézcase en el Señor; recuerde su fidelidad en el pasado, reflexione sobre su poder e invoque sus promesas. Por último, decídase a confiar a Dios su futuro y pida la ayuda de su Santo Espíritu. ¿No quisiera usted marchar por el camino que conduce al Padre?
Oración:
Señor, reconozco que a veces mi fe tambalea cuando las circunstancias parecen abrumadoras y me siento tentado a tomar decisiones según mi propio entendimiento. Perdóname por mis momentos de duda y por apartarme de Tu voluntad. Ayúdame a recordar Tu fidelidad en cada etapa de mi vida y a confiar en Tus promesas con un corazón dispuesto a obedecerte. Fortalece mi espíritu y guíame por el camino que me lleva a Ti, lleno de esperanza y confiado en Tu poder. En El Nombre de Jesús, Amén.