Versículo:
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7
Comentario:
Las personas sienten miedo de diferentes cosas por diferentes razones. Algunas tienen fobias a las alturas, a las arañas o a hablar en público. Otras se preocupan por el futuro: si pierdo mi trabajo o me enfermo, ¿estarán bien mis seres queridos? Otras temen el fracaso: ¿y si decepciono a mis padres o a mi jefe? El miedo puede paralizarnos, poniendo barreras a la vida abundante que Cristo prometió en Juan 10.10. También puede hacernos cuestionar nuestra fe o a Dios, y preguntarnos si podemos confiar en Él.
La Biblia contiene docenas de versículos que nos instan a ser valientes; sin embargo, muchos lo intentamos por nuestra cuenta. Lo que de verdad nos libera del miedo es Dios viviendo en nosotros.
Cuando David, un joven pastor, se enfrentó al provocador filisteo Goliat (1 S 17), derribó al gigante, pero no porque confiara en sus armas, su fuerza o su puntería. Antes bien, sabía que Dios era poderoso y bueno. David salió victorioso porque puso su confianza en el Señor, y por eso el miedo no se apoderó de él.
¿Cómo sería su vida si se negara a dejar que el miedo le definiera y, en cambio, se aferrara por completo al “poder, amor y dominio propio” que da el Espíritu Santo (2 Ti 1.7)? Intente dar un paso en esa dirección hoy mismo.
Oración:
Señor, gracias por recordarme que no me has dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio. Ayúdame a enfrentar mis temores con fe, sabiendo que Tú eres mi fuerza y mi refugio. Que tu Espíritu Santo me llene de valentía y confianza para caminar en tu verdad y vivir en la libertad que Cristo ganó para mí. Enséñame a confiar plenamente en tu poder y en tu bondad, sin permitir que el miedo defina mi vida. Gracias por estar conmigo siempre. En el nombre de Jesús, amén.