Versículo:
Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Daniel 1:8
Comentario:
En el primer capítulo del libro de Daniel, aprendemos que el joven está comprometido con la obediencia. La Biblia dice que Daniel “tomó una decisión” y la siguió con éxito. Pero cualquier cristiano podría decirle que la obediencia no es simple ni fácil.
Obediencia significa hacer lo que Dios dice en el momento, y de la manera que dice que se haga. Para obedecer, debemos saber lo que le agrada al Señor, lo cual requiere que leamos y nos familiaricemos con las Sagradas Escrituras. Luego confiemos en la ayuda del Espíritu Santo para entender la Palabra de Dios y darnos dirección. Por lo general, esos son los momentos en que surgen las pruebas.
A menudo, nos sentimos tentados a ir en otra dirección o a obedecer a medias. Ninguno de nosotros es perfecto, así que habrá ocasiones en las que fracasaremos y terminaremos pecando (Ro 3.23). Sin embargo, lo importante es que volvamos a Dios. En esos momentos, podemos usar la oración del rey David como guía: “Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal 51.10). Recuerde que, en última instancia, el objetivo de la obediencia es permanecer cerca de Dios, sin importar cuántos errores cometamos.
Oración:
Señor, hoy me presento ante ti con un corazón dispuesto a obedecerte en todo momento. Ayúdame a discernir tu voluntad a través de tu Palabra y a caminar en tus caminos, aunque enfrente pruebas o tentaciones. Fortalece mi espíritu y crea en mí un corazón limpio, dispuesto a seguirte con fidelidad. Gracias por tu gracia que me restaura cuando fallo, y por tu Espíritu Santo que me guía hacia una vida que te agrada. En el nombre de Jesús, amén.