Versículo:
En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. Eclesiastés 7:14
Comentario:
En medio de dificultades, podemos preguntarnos por qué Dios permite las situaciones dolorosas. ¿Cómo conciliamos nuestro sufrimiento con su amor por nosotros y su poder para evitar o detener nuestro dolor? Para entender lo que sucede, debemos considerar las posibles fuentes de adversidad.
UN MUNDO CAÍDO: Cuando el pecado entró en el mundo, llegó el sufrimiento. Así que podríamos preguntarnos por qué Dios no nos hizo como marionetas incapaces de elegir el pecado. Pero si careciéramos de libre albedrío, no podríamos elegir amarlo. Y el amor, como tal, debe ser voluntario.
NUESTRAS PROPIAS ACCIONES: A veces enfrentamos las consecuencias de nuestras decisiones imprudentes o pecaminosas.
EL ATAQUE SATÁNICO: El objetivo de Satanás es destruir las vidas y el testimonio de los creyentes, haciéndonos débiles e inútiles para los propósitos de Dios.
Para que aceptemos que Dios permite la adversidad, primero debemos verla desde su perspectiva. ¿Se concentra usted en el dolor de su experiencia o en el Señor y su fidelidad? Como cristianos, tenemos la seguridad de que ningún problema llega a nuestra vida a menos que Él pueda usarlo para lograr sus bondadosos propósitos.
Oración:
Señor, en los momentos de dificultad, ayúdame a recordar que nada escapa a tu control y que incluso en medio del sufrimiento, Tú estás obrando para mi bien. Dame ojos para verte en cada circunstancia, y un corazón dispuesto a confiar en tu sabiduría y tu amor. Enséñame a aceptar tu propósito, a buscarte con fe y a caminar contigo, sabiendo que tus planes son siempre buenos y perfectos. Gracias porque nunca me abandonas y porque en tus manos todo tiene sentido y propósito. En el nombre de Jesús, amén.