Versículo:
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4:22-24
Comentario:
Algunas personas piensan que pueden recibir la salvación y seguir viviendo como antes.
Pero 2 Corintios 5.17 es claro: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Es importante darse cuenta de que esta nueva creación no es un añadido a su viejo yo, sino un yo nuevo por completo.
Una persona en Cristo es una persona cambiada para siempre. De acuerdo con el pasaje de hoy, este nuevo yo es “creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4.24). El pecado no solo perderá su atractivo para el creyente, sino que este también apreciará la Palabra de Dios y deseará reflejar la justicia divina cada vez más. Si no vemos evidencia de estas cosas en nosotros, ¿qué dice eso del estado de nuestro corazón?
El Señor Jesucristo asegura que la salvación no puede perderse (Jn 10.28), pues al convertirnos en hijos de Dios, lo somos para siempre. Pero es posible volvernos apáticos acerca de nuestra identidad en Cristo. ¿Demuestra su estilo de vida que es una “nueva criatura”? ¿Cuál es su actitud hacia el pecado y la búsqueda de la justicia? Aunque ninguno de nosotros podrá vivir sin pecar por completo, el deseo de nuestro corazón debe ser avanzar en la dirección de nuestro nuevo yo, que ha sido creado a semejanza de Cristo.
Oración:
Amado Señor, gracias por hacerme una nueva criatura en Cristo y llenarme de tu justicia y santidad. Ayúdame a dejar atrás todo lo viejo y a vivir de acuerdo con la nueva identidad que me has dado. Que cada día mi vida refleje tu verdad y que mi corazón se incline hacia tu justicia. Renueva en mí el deseo de vivir para ti y crecer en semejanza a Cristo. En tu amor, enséñame a valorar lo que es puro y santo. En El Nombre de Jesús, Amén.