Versículo:
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Romanos 12.11-13
Comentario:
Dios nos da oportunidades todos los días para impactar de manera positiva las vidas de quienes nos rodean. Nuestro “servicio” puede ser solo una palabra de aliento, un oído atento o una acción bondadosa. Pero en otras situaciones, ayudar a alguien puede implicar el sacrificio de largos períodos de tiempo fuera de nuestra rutina o dar con generosidad. Ya sea que el Señor le esté pidiendo algo grande o no, al fluir el amor de Dios a través de usted, podrá ajustar su agenda o su presupuesto sin tener en cuenta el costo.
Sin importar a lo que se dedique, todo lo que haga debe ser hecho “en el nombre del Señor Jesús”. Esto significa que está motivado por el amor, hecho en armonía con la voluntad revelada de Dios y en sometimiento a su autoridad. Y como nos exhorta el pasaje de hoy, debemos ser “fervientes en espíritu” al servir al Señor y “no perezosos en lo que requiere diligencia” (Ro.12.11). Vivir la fe de esta manera requiere depender del poder del Espíritu Santo. Solo al entregarle el control de cada aspecto de nuestra vida, nuestro trabajo producirá fruto espiritual.
Como embajadores de Cristo, debemos servir con humildad para que Dios reciba la gloria que merece. Cualquier éxito que experimentemos pertenece al Señor, cuyo Espíritu está obrando a través de nosotros. Pídale que le haga estar alerta a las oportunidades de servicio que Él ponga delante de usted.
Oración:
Señor amado, ayúdame a ser un canal de tu amor y bondad en la vida de los demás. Dame ojos para ver las oportunidades de servir con humildad y un corazón dispuesto a obedecer sin pereza ni reservas. Que cada palabra de aliento, cada acto de servicio y cada sacrificio que haga refleje tu amor y sea para tu gloria. Permíteme vivir ferviente en espíritu, guiado por tu Santo Espíritu, y siempre dispuesto a cumplir con tu voluntad. Te entrego el control de mi vida para que todo lo que haga dé fruto espiritual. En el nombre de Jesús, amén.