Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. Filipenses 1:15-17
Es evidente por el pasaje de hoy que Pablo no era ajeno al conflicto, incluso al causado por miembros de la Iglesia. Algunas personas estaban molestas de que predicara a los gentiles en vez de hacerlo exclusivamente a los judíos. Tampoco les gustaba el hecho de que enseñara la salvación por la gracia y no por la ley. Y algunas personas estaban enseñando el mensaje con una motivación muy diferente a la del apóstol.
Observe cómo respondió Pablo: con optimismo. El contenido de su carta es alentador y firme. No arremetió contra sus críticos; no se defendió. Defendió el evangelio, pero lo hizo con amor y sin dureza. Pablo estaba feliz de que se predicaran el nombre y el evangelio de Jesucristo, sin importarle si el motivo era la sinceridad o la envidia. Estaba tan preocupado por las almas de los demás que respondía con generosidad, no con egoísmo.
Lo sorprendente es que Pablo escribió esta alentadora carta durante su confinamiento en una cárcel romana, y los guardias de la prisión escucharon el evangelio por medio de él. Las palabras y la actitud de usted también pueden reflejar a Cristo a los no creyentes que encuentre. Que Dios le ayude a mantenerse tras la meta como lo hizo Pablo, incluso cuando su situación pueda implicar controversia y crítica.
Señor, dame un corazón dispuesto a responder con amor y generosidad, aun en medio de la crítica o el conflicto. Que mi enfoque esté siempre en Ti y en Tu verdad, y no en las motivaciones de los demás. Ayúdame a reflejar Tu luz y Tu paz a quienes me rodean, y que mi vida sea un testimonio fiel de Tu amor. En El Nombre de Jesús, Amén.