Versículo:
Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Juan 10:3-5
Comentario:
¿Usted solo habla con Dios, o también lo escucha? Para aprender a escuchar al Padre celestial, debemos recordar que escuchar es un proceso activo y continuo. Nuestra mente y nuestro corazón deben estar abiertos a la idea de que el Señor tiene algo que comunicarnos a lo largo de nuestro día. Debemos creer que Él nos hablará, y que lo hará de una manera que podamos entender.
Para escuchar a Dios, necesitamos pasar tiempo enfocados en Él, libres de distracciones. Meditar en las Sagradas Escrituras crea una actitud propicia para escuchar. Escuchar activamente implica responder a lo que oímos. A medida que leamos, debemos hacernos preguntas, como: ¿Qué está tratando de decirme el Señor por medio de esto? Pero también debemos preguntarnos qué nos enseña cada pasaje en cuanto a Dios mismo: ¿Qué revela acerca de su naturaleza? o ¿Qué indican estos versículos acerca de lo que Él ama? El Señor nos habla por medio de su Palabra. Cuando Él ve que el deseo de nuestro corazón es andar en sus caminos, corregirá con amor cualquier paso en falso y nos guiará por su senda.
Para desarrollar un espíritu atento a la voz de Dios se necesita un fuerte deseo y una práctica constante. ¿Está usted escuchando la voz de Dios? ¿Está su corazón inclinado hacia Él y decidido a escuchar?
Oración:
Señor, quiero conocerte cada día más y aprender a escuchar tu voz. Ayúdame a tener un corazón sensible y atento a tus palabras, a estar libre de distracciones y en sintonía contigo. Abre mis oídos y mi espíritu para comprender lo que deseas enseñarme y para reconocer tu guía en cada aspecto de mi vida. Que tu verdad ilumine mi camino y fortalezca mi fe. En El Nombre de Jesús, Amén.