Vesículo:
Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. (Lucas 9:57-60)
Comentario:
Seguir a Jesús nunca fue fácil, ni en su época ni en la nuestra.
Creo que la mayor dificultad, en una u otra época, es la comprensión por parte del hombre del motivo principal de la invitación de Jesús y de las implicaciones de aceptarla. Muchas personas que acudían a Jesús tenían un solo objetivo: «resolver sus problemas inmediatos».
La misión de Jesús y sus discípulos es predicar el Reino de Dios: ¡su esperanza y salvación! Las otras cosas nos serían añadidas por la provisión del Señor.
Jesús invita a los hombres a participar en esta empresa. Deja claro el carácter espiritual de esta misión cuando se refiere a los «muertos que entierran a los muertos». Aquellos que no entienden y aceptan Su mensaje no participan de Su vida, por lo tanto, están muertos.
¡Jesús nos invita a la vida!
Oración:
Señor, no quiero estar muerto espiritualmente sino aceptar cada día con mayor compromiso, Tu invitación, buscando y hallando la verdadera vida, que es la que viene de seguirte, servirte, alabarte y darte toda la gloria, en todo momento.