Versículo:
De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. Marcos 10:15-16
Comentario:
No podemos elegir la salvación por nosotros mismos. El Espíritu de Dios primero nos convence de nuestra necesidad de Él inquietando nuestro corazón, es decir, Él amorosamente llama nuestra atención y nos revela nuestro pecado y la necesidad de un Salvador.
Usted podría preguntarse: ¿Cómo, entonces, puede un niño entender el evangelio? Dios es nuestro Padre bondadoso que se encuentra con nosotros justo donde estamos, sin importar nuestra edad. Incluso en los corazones más jóvenes, Él puede poner el deseo de obedecerlo y seguirlo. Luego, a medida que los pequeños aprenden en casa o en la iglesia, Dios les da un anhelo y un sentido de necesidad de Cristo. Es un anhelo sencillo, sin la comprensión profunda y más compleja de un adulto. Es posible que los pequeños no sean capaces de comprender todo lo que el Señor compró para nosotros en la cruz. Pero en Marcos 10.14, Él dice: “Dejad a los niños venir a mí… porque de los tales es el Reino de Dios”.
En muchos sentidos, la fe sin trabas de los niños es lo que el Señor desea también de los creyentes mayores, pero con aún más comprensión y gratitud. ¡Una fe tan sencilla es verdaderamente un regalo!
Oración:
Señor amado, mi corazón se llena de gratitud por tu grandeza y amor. Gracias por cada acto de bondad y cuidado que me das cada día. Enséñame a adorarte en todo momento y lugar, y a proclamar tu alabanza con sinceridad y devoción. Ayúdame a mantener mi mirada en ti, a reconocer tus bendiciones y a vivir en constante gratitud. Que mi vida sea un reflejo de tu gloria y de mi amor por ti. En El Nombre de Jesús, Amén.