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Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! (Mateo 14:27)
Comentario:
Todos enfrentamos pruebas. Ya sea que usted no se encuentre en estos momentos en una tormenta, esté saliendo de una de ellas o esté a punto de entrar en otra, servimos al Dios bueno que siempre nos ayuda, incluso durante los períodos oscuros de la vida. El pasaje de hoy nos habla de una noche de tormenta en el mar de Galilea. Veamos tres maneras en las que Cristo nos ayuda hoy, tal como lo hizo con los discípulos.
PRESENCIA. Dios está con los creyentes por medio de su Espíritu Santo y promete no abandonarnos (Jn 14.16, 17; He 13.5). Este es un regalo grandioso, porque nos ofrece consuelo, valor y confianza.
GUÍA. Dios nos bendice con una guía en medio de las dificultades. El Señor tiene el control de nuestra tormenta, y la usará para sus propósitos. Puede que no lo entendamos, pero podemos confiar en que nos guiará y bendecirá.
POTENCIAL. Dios nos ofrece la capacidad de crecer. Las dificultades ejercitan nuestra confianza y son oportunidades para aprender quién es Dios y cuán grandes son su poder y su amor.
Nadie disfruta de las pruebas, pero podemos estar agradecidos por la mano de Dios en nuestra vida, y por las maneras en que Él nos usará. Las dificultades son oportunidades para confiar en el Creador y conocerlo mejor.
Oración:
Señor, que vea cada dificultad como una oportunidad para fortalecer mi fe y acrecentar mi confianza en Ti. Pues Tú estás, Señor, por encima de Todo, y contra Tu perfección ningún problema es tan grande que no pueda ser superado. Que camine siempre por esta verdad, Padre. En El Nombre de Jesús, Amén.
