Versículo diario comentado: Salmo 119:17-20

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Versículo:

Haz bien a tu siervo; que viva, Y guarde tu palabra. Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley. Forastero soy yo en la tierra; No encubras de mí tus mandamientos. Quebrantada está mi alma de desear Tus juicios en todo tiempo. Salmo 119:17-20

Comentario:

Si usted busca obedecer a Cristo, es probable que haya escuchado la frase “la voluntad de Dios”. A menudo esta se menciona en el contexto de que Él tiene un plan para cada creyente, o de que debemos hacer lo que le agrada, andar en sus caminos y cosas por el estilo. Si amamos al Señor, queremos obedecerlo (Jn 14.15). Sin embargo, existen razones por las que podríamos no entender su plan para nuestra vida.

INTERPRETAR LA PALABRA DE DIOS INCORRECTAMENTE. Cuando nuestros días están repletos de compromisos y actividades, es fácil tener problemas para mantener una ingesta constante de las Sagradas Escrituras. Si no pasamos tiempo en la Palabra de Dios, tendemos a olvidar lo que le importa a Él. Luego, hay momentos en los que usaremos la Biblia incorrectamente para apoyar decisiones que ya hayamos tomado o para hacer las cosas a nuestra manera.

ELEGIR LA GUÍA EQUIVOCADA. Al tomar decisiones, a veces confiamos mucho en las opiniones de otras personas. Creemos que la manera más fácil y rápida de obtener respuestas es preguntar a otros cristianos, o incluso a incrédulos que parecen “sabios”.

Hacer de la Biblia nuestra compañera diaria es la mejor manera de jamás perder de vista el plan de Dios. Esté preparado para pasar tiempo leyendo y escuchando mientras el Espíritu Santo le enseña cuál es la voluntad de Dios para su vida.

Oración:

Señor, gracias por tu Palabra, que es lámpara a mis pies y luz en mi camino. Ayúdame a buscarte con un corazón sincero y a dedicar tiempo a estudiar tus mandamientos, para que mi vida esté alineada con tu voluntad. Abre mis ojos espirituales para entender las maravillas de tu ley y dame discernimiento para no desviarme con consejos errados o interpretaciones incorrectas. Que tu Espíritu Santo me guíe siempre, fortaleciendo mi fe y mi obediencia a Ti. En el nombre de Jesús, amén.