Versículo:
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Salmo 139.7-10
Comentario:
¿Alguna vez se ha preguntado: “Señor, dónde estás”? La lectura de hoy es un recordatorio para usted de que Dios está cerca, incluso cuando su presencia sea difícil de percibir, e incluso cuando no esté consciente de ella.
David reflexiona: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” (Sal 139.7). Al hacer estas preguntas, David comunica que no importa a dónde vayamos, el Señor está con nosotros. Qué consuelo es darnos cuenta de que nunca estamos más allá del alcance del Dios que está lleno de bondad, misericordia y consuelo.
De hecho, nuestro Padre celestial está y ha estado con los creyentes todos los días. Caminamos en la presencia del Dios vivo, cuyo Espíritu vive en nosotros (Jn 14.16, 17). No importa en qué estación de la vida se encuentre usted, no importa cuán larga, corta, dolorosa o fácil sea, Dios quiere que sepa que nunca está solo. Es más, Él quiere que recuerde que la oscuridad no es oscuridad para Él (Sal 139.12). Él sabe lo que está por venir y estará con usted mientras lo enfrenta.
Nuestro fiel y omnipresente Dios es un amigo que se mantiene más unido que un hermano (Pr 18.24). Él nunca le dejará ni le abandonará, ni en este día ni en ningún otro.
Oración:
Querido Padre celestial, gracias por tu presencia constante y por estar conmigo en todo momento, incluso cuando no puedo sentirte. Ayúdame a recordar que no estoy solo y que tu Espíritu me rodea y guía. Que mi confianza esté siempre en ti, sabiendo que conoces cada paso de mi vida y que estás presente en cada situación. Gracias por ser un amigo fiel y un refugio seguro. En el nombre de Jesús, Amén.