Versículo:
Los que teméis a Jehová, confiad en Jehová; El es vuestra ayuda y vuestro escudo. (Salmos 115:11)
Comentario:
No hay ninguna actividad o posición que ejerzamos en la vida, en ningún segmento, que nos haga superiores al que está a nuestro lado. Los que utilizan su posición para menospreciar al otro demuestran lo más repugnante de la naturaleza humana.
Esta condición es aún más consistente en nuestra vida espiritual, no podemos ni siquiera pensar que tenemos algún tipo de mérito y actuar como superiores a los demás. No es el hecho de que asistamos, pertenezcamos o tengamos funciones de liderazgo en alguna congregación lo que nos hará más especiales a los ojos de Dios en detrimento de los que nos rodean o incluso de los que están fuera de nuestro campo.
Dios nos enseña y nos permite experimentar su amor y su verdad si estamos dispuestos a mirar hacia arriba donde está Él y no a mirar hacia abajo donde creemos que están los demás en relación a nosotros.
El amor a Dios es una prolongación del amor que sentimos por nosotros mismos y por el prójimo; no hay posibilidad de reconciliación con un amor nominal que se revela a otro, amar al hermano es la primera manifestación del amor a Dios.
Glorificar a Dios es reconocer que no tenemos ningún valor por nosotros mismos, mostrarnos dependientes y sometidos a su voluntad, y esperar que su gran amor nos inunde hasta desbordar a nuestros semejantes.
Oración:
Señor, que mire siempre a mi prójimo, con ojos de humildad y no de superioridad, de amor y no de odio, de perdón y no de rencor.